Jeff Mills: “El astronauta cósmico del techno”

The wizard (el mago) es el apodo con el que es conocido Jeff Mills: un maestro en el arte de mezclar con 3 tornamesas. Se dio a conocer mundialmente al producir un track llamado “The Bells”  que ha inspirado a muchos DJs y que ha llevado a más de una persona a hacer contacto con la música electrónica. Lo han calificado como artista y creador, constructor y agitador.



Tiene un inusitado “interés general en el  espacio y la ciencia espacial que no es algo extremadamente anormal”, y explica: “Creo que mis influencias se volvieron más reconocibles luego de comenzar a incorporar estas visiones en mi música”.

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Su visión como productor

Como productor, su método de trabajo, es plantearse primero un concepto, lo que antepone sobre todo lo demás, luego decide la forma de materializarlo, es decir su forma artística o el estilo musical ya definido. Son muy reconocidas sus habituales progresiones constantes del sonido, uno que mueve hacia delante de manera lineal, siempre incluyendo en sus sets su track “The Bells” que lo caracteriza e identifica.

La música general se deriva de un sistema particular de creencias y una forma en particular de pensamiento extraídas de la mente del productor. Entre más trabajas sobre un tema [musical], más realizo una perspectiva fragmentada del mismo. Esto ayuda a reconstruir el tema con el propósito de atacarlo desde diferentes perspectivas”, acota Jeff.

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Este artista tiene una actitud introspectiva ante la vida y no tiene ningún afán de destacarse o ser una estrella: “Mi posición es, y siempre será ser secundario ante la gente para la cual estoy tocando o haciendo música. Unicamente la silueta de una concha o mi figura son necesarias para hacer sentir a la gente que la música es el resultado de un propósito. Para mí, y en contraste con cuánta gente que cree ser DJ, las necesidades de la gente siempre van primero y son más importantes. En realidad, mi dirección es guiada por otros”.

Mills se conecta con su música, en una especie de comunión, se conecta con él y con su TR-909 y le da a su público, lo que su público quiere. Sus toques se han descrito como un viaje visceral a través del espacio y el tiempo. Oriundo de Detroit siempre se ha sentido muy cercano a las artes y a las humanidades.

Opina de una forma muy particular de sus colegas pincha discos y al respecto declara: “En la música, de entre todos los vicios, aprecio el valor de la creatividad y la innovación, [lo peor] es el circo que rodea a la competitividad entre los DJs/Productores” (…) “En este torneo deportivo, ser el mejor, el más gustado, el más exitoso, desafortunadamente sobrepasa a cualquier otro aspecto de esta forma de arte”.

De músico a la pantalla grande

Con Jacqueline Caux (famosa directora canadiense) produjo “Man from Tomorrow” una pieza documental, un experimento que demuestra que la creatividad de Mills está en su mejor momento.

Se refiere a este trabajo en estos términos: “El film fue realizado para exponer una ideología y creencia en particular acerca del futuro y el hombre del mañana”, dijo. “Jacqueline creó un escenario donde esta transformación podría ser explicada por una figura humanoide que trasciende el tiempo para revelar el estado del futuro al espectador. La figura podría estar también representada como cualquiera que tenga pensamientos muy profundos acerca del futuro. Ese ‘hombre’ podría ser extendido a un humano o  la humanidad”.

Dice que el film es una reflexión acerca de quién es él, su forma de pensar y las cosas que percibe como verdaderas. En definitiva muestra su personalidad, pero aclara que es una personalidad para ser utilizada como una guía o un punto de referencia.

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Mills predice el futuro

Tiene criterios muy definidos acerca del futuro de la música: “En el año 2100 el término ‘techno’ ya no existirá. La forma armónica que reconocemos como música estará ahí, pero apenas. Para entonces, alguien ya habrá creado una forma de trasponer las sensaciones externas hacia los sentimientos.»

Significando, que una persona podría sentirse de la misma forma en la que yo me sentía cuando hice “The Bells” en el preciso momento en la que la hice. En 2200, estar en otro planeta será tan normal como estar en el planeta tierra. Poblaciones enteras de gente que nunca hayan visitado la tierra, existirán.

A partir de eso, no podemos esperar que la música que conocemos y amamos sea menos considerada y apreciada, ya que tiene poco que ver con los mundos que están a millones de kilómetros de distancia. Esto podría producir formas de arte que rindan homenaje a un nuevo despertar”.

 

Fuente: http://thump.vice.com/

Por: Marcos Pérez Briñez

Email: mperezbriez2@gmail.com

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