Carlos Alfonsín: «han cambiado las herramientas, pero el espíritu siempre es el mismo…»

La escena electrónica de Argentina le debe mucho a este Dj, oriundo del oriente de la ciudad de General Madariaga, en la provincia de Buenos Aires, quien con su dilatada trayectoria le ha regalado piezas invaluables a nuestra música electrónica, pasando por el Acid Jazz, Drum & Bass y el Minimal Techno. Nos referimos a Carlos Alfonsín, quien nos concedió una entrevista para abordar la historia de su amplia carrera y sus planes para el futuro.



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Aquí la entrevista:

– Eres pionero de la escena local de Argentina. ¿Cómo compararías a los Djs de esa época con la actual generación?

Bueno, han cambiado las herramientas, pero el espíritu siempre es el mismo y la pasión por la música, que en todas las generaciones mueve a tanta gente. Antes quizás la parte técnica y acceder a la música que querías, hacía que fuera más difícil y por eso no eramos tantos, además se acostumbraba a tener un residente fijo del lugar.

Tocábamos toda la noche, no se rotaba tanto y muchas cosas fueron cambiando, pero siempre todo va evolucionando o van surgiendo nuevas ideas para hacer.

– ¿Qué fue primero: el cine o la música? ¿Siempre te viste seducido por el cine al igual que por la música?

Desde muy chico, siempre estuve rodeado de discos de mi familia y de los míos, la música es de fácil acceso en todos lados. El cine y la publicidad siempre me gustaron también, pero recién a los 19 años, di mis primeros pasos, y trabajé unos 15 años en varios rubros. La verdad es que siempre me gustaron muchas cosas, y he tenido la suerte de haber dedicado tiempo a varias que ni sospechaba se iban a ir dando a lo largo de mi vida.

– ¿Cuéntanos cómo fue esa fusión, que era impensada en los años 90, entre el Rock y la Electrónica?

Creo que fue algo que se venía gestando hacia tiempo, pues siempre existió una comunión entre los musicos y los Djs, porque los djs eran, en muchos casos, quienes hacían que esas bandas se hicieran conocidas, poniendo sus discos en las radios, en las fiestas, y más aún en la música bailable, de cualquier estilo.

Muchas bandas hacen temas que son para bailar, pero los Djs tienen un toque especial para sentir qué está bueno para que la gente baile, y a partir de las nuevas tecnologías y la posibilidad de hacer remixes y crear música, todo se va fusionando; solo es cuestión de ser abierto y entender que siempre se puede aprender algo nuevo y avanzar, y que hay Djs que saben de música y producen y componen muy bien.

Talentos existen en todos lados, y ya se entiende mejor que la tecnología es un instrumento más con el cual se puede componer.

– Supimos que el primer track que escuchaste fue gracias a tu abuelo (un tango que tocaba al piano). ¿Cómo influyó este personaje en tu carrera musical?

Recuerdo mucha música que él tocaba al piano ,y también los discos que había en la casa. Con él aprendí, a los 5 años, las notas en el teclado y siempre que podía me enseñaba un poco más. A los 3 años, parece que me encantaba el tambor y hubo que esconderlo porque era imparable (risas).

A los 10 años, estudié guitarra y música; ya de más grande, insistí pero no querían en casa saber nada con una batería. Por mi familia, de chico, viajaba mucho y nunca pasaba más de un año en ningún lado, así que no tenía mucha continuidad con casi ninguna de las cosas que hacía de un año al otro. Imagínense que hice primaria y secundaria en 14 colegios diferentes de varias ciudades de Argentina y Brasil.

– Debes tener incontables anécdotas que contar. ¿Qué ha sido lo más loco que has vivido en tu carrera de Dj?

Es cierto, y da para varios capítulos. Hay muchas, pero una que siempre recuerdo es El Dorado; en el 92, estaba en la ciudad un coro muy famoso de Washington, que actuaba en el Teatro Colón, haciendo la obra «Porgy and Bess«; el viernes, después de la función, vinieron 3 de ellos y estuvimos en la cabina, pues les gustaba mucho la música, así que hubo buena onda por lo quedamos que al día siguiente volvían, pero mi sorpresa fue que el sábado se vinieron todos, y eran como 50 negros, todos con unas voces increíbles. Bailaron y cantaron toda la noche en el escenario y desde la cabina. Eran unos genios totales, hubo uno que se puso de novio acá y se quedó por un tiempo.

Via Facebook oficial Carlos Alfonsin

En la época de 1979, cuando estabas rodeado de Gustavo Cerati, confesaste que era catalogado como “el raro del grupo”. ¿Por qué?

(Risas) El raro del grupo, en realidad, era yo, pero capaz no se interpretó bien lo que dije. No sé la fuente, pero les cuento, y tiene que ver con la música. Lo raro de mí es que siempre, en todos lados donde iba de un año a otro, mi música no encajaba bien con la que escuchaba casi ningún grupo de amigos que me hacía, y cuando llegué a Buenos Aires me hice amigo en la facultad de los chicos que más les gustaba la música.

Siempre fue un punto en común, y así fue que conocí a Gustavo, a Zeta, a Alfredo Lois (que luego fue el cuarto Soda detrás de escena a cargo de la imagen), Gustavo Briones y a otro personaje raro. Chris Penn era un compañero que trabajaba para varios sellos discográficos importantes; él y su jefe seleccionaban todos los promos que llegaban todas las semanas y que se iban a editar en la Argentina.

Siempre eran muchos discos y cajas todas las semanas, que se juntaban en la oficina de cosas que nadie quería y ahí aparecía yo. Me daban todas esas cosas que nadie quería en el año 1979, y que hoy son consideradas joyas, y así fue que llegaban a mis manos los primeros discos de bandas nuevas, como Sex Pistols, The Cure, Siouxie, Visage, Ramones, The Cars, Ultravox, Television, Spandau Ballet, Clash, entre otros. Mucho material en promo, siempre ligaba buenas cosas, grababa y lo compartía con mis amigos. Al principio, como todo, siempre cuesta, pero todo avanza.

– ¿Cuándo y dónde experimentaste tu primer rave como oyente o asistente?

En casi todas, siempre fui como artista invitado acá en Argentina, en los comienzos, pero en 1999 fui invitado al Sónar, en Barcelona, porque estábamos organizando con ellos, y la gente de Morocco quería hacer algo juntos en Argentina. De hecho, luego trajimos a Buenos Aires, por primera vez, a Richie Hawtin como Plastikman, y a Angel Molina con artistas locales a Pistas de Invierno.

Fueron dos días muy copados, y en aquel momento disfruté muchísimo del Sónar. Los tres días de festival fueron increíbles, me encantó sobretodo lo que sucedía de día con las muestras de arte audiovisual, los artistas para escuchar, stands de los sellos discográficos, disquerías, había de todo y realmente muchos artistas que me encantaban y que pude conocer.

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