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Happiness Is Happening es el álbum decimonoveno que Roman Flügel ha sacado, ya sea por sí mismo o como parte de las diversas asociaciones en las que ha estado involucrado. Este LP se presenta como una culminación natural de la obra de Flügel en los últimos tiempos.
Roman Flügel se ha establecido como uno de los camaleones más exitosos de la música electrónica, lanzando discos de techno, house, ambient e IDM con gran éxito, tanto de crítica como con el público. Sin embargo, en los últimos años se ha dado un giro en la carrera de Flügel; los comunicados bajo diferentes alias se han agotado y la mayor parte de su producción llegó a las tiendas bajo su nombre de pila. De la mano con esto, su sonido, sin dejar de ser más limpio, género cierta categorización y ha sufrido una especie de racionalización, acercándose a los recortes del club texturizados e introspectivos.
Happiness Is Happening podría considerarse libre de cualquier adjetivo único que se aplica a sus arreglos; todo el disco está unificado por el optimismo que se eleva a través de él. Incluso, en los momentos más oscuros de sus registros, los sintetizadores techno inquebrantables y atemorizantes de Occult Levitación por ejemplo, hay momentos de ligereza y flotabilidad que permiten que la pista se convierta en última instancia, alegre y edificante.
Gerd Janson, amigo contemporáneo de Flügel, indica que el álbum tiene un concepto: “la forma multifacética de expresar esa emoción que tratamos de definir en la palabra «felicidad». Este es un álbum que no sólo pone de manifiesto la versatilidad y la gama de Flügel, al hacerlo, explora la versatilidad y la gama de las emociones que caen bajo la bandera de la felicidad.
Flügel ha sobresalido a sí mismo de nuevo con la felicidad que está aconteciendo. Alegre en el tono, pero de peso en cuanto al fondo, es un trabajo serio que nunca suena demasiado serio. Como All That Matters trae el registro a su fin, con las claves caprichosas cayendo y tropezando por las escalas para el telón de fondo de los grandes sintetizadores y pulsos electrónicos, es difícil no quedarse con una fuerte sensación de que una vez más Flügel ha hecho lo imposible, e hizo una mejor grabación de lo que hizo la última vez.
Por: José Alvarado
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