Robert F.X. Sillermann, el presidente de SFX Entertainment, lo tiene difícil. Sus planes iniciales, con los que comenzó a adentrarse en el mundo del espectáculo del EDM, no le han salido como esperaba.
Hoy, admite su responsabilidad por el mal manejo que le ha dado a su compañía y que le ha llevado a pérdidas gigantescas de su capital neto y a una fuerte caída del precio de sus acciones en la bolsa. Se ha aireado, incluso, que está al borde de la quiebra.
Durante los años 90, Sillerman tuvo mucho éxito e hizo millones con espectáculos de música en vivo. Ahora, pasa a vender SFX por USD$4.4 billones a Clear Channel con la esperanza de recapitalizar su compañía, darle un giro y enfocarse a la música electrónica. A ciegas parece haberse adentrado en este mercado, cuando en 2012 admitió no tener idea de lo que era el EDM.
Con los festivales Tomorrowland y Electric Zoo y la compra de Beatport, Sillerman esperaba ganar unos USD$200 millones.
Sin embargo, la compañía obtuvo pérdidas de hasta USD$63millones, aunque las compensaciones a Sillerman duplicaron, de USD$15.1 millones en 2012 a UDS$30.3 millones en 2013.
Esta ignorancia respecto a la escena del EDM, quizás, fue uno de sus más grandes errores y ha tenido que enfrentarse a numerosas demandas legales de tres inversores que alegan haber sido estafados por el empresario.
Sin embrago, Sillerman niega que su desconocimiento haya sido la causa que llevaran a la compañía a cometer los errores que le han costado millones en pérdidas.
Las acciones de SFX en la bolsa se han desplomado más del 90% de su precio inicial, llegando a cerrar a UDS$ 0,91, (menos de USD$1) sin interés alguno por comprar o rescatar a la compañía.
Recordemos que hace poco Beatport había congelado los pagos a los sellos discográficos y a los artistas, alegando que la empresa matriz de Beatport, SFX Entertaiment, estaba atravesando por un proceso de privatización y que hasta que no se diera la transacción, los pagos quedarían congelados.
De momento, no se ha dado el proceso de privatización y están a la espera de la venta de acciones para poder salvar a la compañía que se encuentra en aprietos.