Existen muchos tabús en el mundo, desde un nombre hasta el color de piel, pero uno de los que más cuestionan y causan más impacto en la salud mental es la edad, pues se estima que a distintas edades hay diferentes roles. Cuando se llega a la longevidad las limitaciones de los tabúes son mayores, puntos que pueden afectar dramáticamente la salud del ancian@. Pero siempre hay valientes que van en contra de la ecuación del sistema, que son aquellos que disfrutan su vida a cualquier edad.
La abuela irlandesa de 79 años, Sadie Sallers, se escapó de la residencia para ancianos durante varias horas, para llenar de color y esperanza su piel, y demostrar que las limitaciones impuestas por el recinto al obligar a la anciana a estar en silla de ruedas, por la “fragilidad de sus huesos”, no es un impedimento para ser feliz. Su hijo la encontró en el Studio Seventy Six, en manos de un tatuador realizándole un corazón en el brazo junto a la compañía de su hija de 22 años que no podía ocultar la emoción de esa épica experiencia a la que se aventuró su madre, quien con este pequeño detalle ha dado un paso gigante ante la abolición de los tradicionalismos, y en palabras de Sadie Sallers “le importan un corno” lo que diga el resto de su familia y el mundo.