Pasó mucho tiempo antes que la cultura de la música electrónica tuviera la gran aceptación que tiene hoy en día. Al principio, toda subcultura tiene detractores que buscan exterminar, cualquier novedad en pro de mantener los códigos tradicionales. En este contexto, surge una cultura clandestina de resistencia, formadas por las jóvenes generaciones que buscan imponerse ante la costumbre de ese sistema de creencia y una de las maneras más recurrentes para ganar adeptos eran las radios piratas, espacios ilegales y sin licencia que cataban las ondas radiofónicas para expresar sus ideas, apoyarse entre ellos y abrir un espacio a la música que era ignorada en los espacios legales.
Radios de Londres como KISS FM, Rinse FM, Kool Fm y muchas otras, se dedicaron a propagar y mantener la cultura underground de la música electrónica; gracias a ellas los géneros: Techno, House, Dubstep, Jungle, Breakbeat Hardcore, Drum and Bass y Funky fueron conducidas a la incursión paulatina en los códigos modernos de la sociedad de Reino Unido, primer paso para la propagación internacional; por ello muchos investigadores afirman que la clandestinidad que rodea la radio pirata, el amor puro por la difusión de la música underground y la inversión de estas personas en transmisores, para transmitir sin fines de lucro, son aportes indiscutibles y notables que hicieron ganar fama y respeto a la música electrónica que conocemos hoy en día.