Todas las personas van formando costumbres individuales que, en su desarrollo, se parcializan a determinada subcultura o grupo social, desde la vestimenta, la manera de caminar, de hablar o por los objetos que use, se puede tener una representación o idea de esa persona, lo cual sirve para interactuar o no en una reunión social, en una disco o un bar. Uno de estos objetos es el cigarrillo y el creador del post, Gastón Ascume, se tomó el tiempo de hacer un divertido estudio sociológico, que nos permite determinar quién eres según lo que fumas. Aquí te presentamos los más interesantes:
Camel
Las personas que se desviven por esta clase de cigarrillos suelen tener grandes expectativas en sus vidas, cómo llegar hacer famosos músicos, un cotizado empresario o un astuto jugador de ajedrez. Por lo general, las personas que fuman Camel, son codiciosas con sus cigarrillos que solo los ofrecen a personas de mucha confianza.
Marlboro
Los fumadores acérrimos de Marlboro siguen los principios de la vieja escuela: un cigarrillo para tipos duros, líderes con convicción que definen su propio destino en la guerra, las motocicletas o los muscle car, sin dejar atrás a las personas que necesiten su ayuda. Siempre están dispuestos a dar un cigarrillo y un consejo a alguien que esté en desgracia.
Virginia Slims
Las personas que fuman esta clase de cigarrillos tienen grandes adicciones a los juegos de azar y grandes problemas de inseguridad, como las mujeres que tienen miedo a envejecer o problemas de soledad por ser viudas o divorciadas. Este cigarrillo es sinónimo de una mujer amargada y oportunista que puedes conseguirte en los bingos.
Imparciales
Es un cigarrillo de obrero que hace su trabajo y recuerda cuánto valen las monedas que se ganan con el sudor de la frente. Los que fuman estos cigarrillos son ancianos fornidos por la escuela del concreto y el cemento, suelen ser elegidos por trabajadores de construcción, maestros de obra o apostadores del hipódromo.
Jockey Suaves
Esta marca es sinónimo de la anciana que vende números en el quiosco del barrio, tiene negocios en comercios informales y maneja sus penas con aguardiente y canciones de José Luis Perales. Su uso ha mutado a los vendedores de Herbalife.