Informes de este año develaron un incremento dramático de sustancias psicoactivas en el año 2015, fenómeno que suma, al catálogo existente de drogas, 602 derivaciones nuevas, colocando en una condición precaria la ley antidrogas del Reino Unido, al verse superada por la cantidad de fármacos que deben ser legislados.
Ante este contexto, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo administrado por las Naciones Unidas, demostró un incremento del 55 por ciento de fármacos que supera la data de 388 registradas en el 2014.
Algunos gobiernos conservadores tildaron este fenómeno como “una creciente amenaza” que tendrá “enfoques viables para hacerles frente”, sin embargo, los reformistas no tienen confianza en cómo los conservadores, de forma represiva, trataron el problema en anteriores oportunidades. Los antiguos dirigentes liberales, Nick Clegg y Richard Branson, comenzaron una campaña para impulsar una reforma de las políticas antidrogas en todo el mundo y que tiene como premisa que la guerra contra las drogas ha fracasado y su consumo debe ser tratado como un problema de salud, campaña que se acerca más a las estrategias manifestadas por el presidente del (JIFE):
No es el caso para que el mundo deba elegir entre la aplicación de la ‘militarización’ de la ley de drogas por un lado y la legalización del uso no médico de drogas, por el otro; sino más bien para poner la salud y el bienestar en el centro de equilibrio de una política de drogas.