Kimyan Law exilado de su patria y adoptado por el dance

Nico Mpunga, con tan solo 19 años de edad, se está abriendo camino en la escena dance bajo el apodo Kimyan Law. De padre congoleño y madre austríaca, fue víctima del exilio de su país, el Congo, debido a las guerras civiles, y ahora reside en Viena.



Kimyan Law

Mpunga ha experimentado el racismo y los prejuicios en las manos de algunos compañeros de la escuela, siendo el único joven de color en un entorno de blancos. Mientras muchos se repliegan hacia el interior en una situación así, Mpunga eligió encontrar consuelo en la música. Empezó creando instrumentos improvisados con trozos de madera y el vidrio como un niño, antes de pasar a la batería, piano, marimba y flauta. A los 12 años, se mudó a la música electrónica, experimentando con looping primitivos en una PSP. «Digamos que yo estaba muy triste, Acabo de tocar los tambores durante horas», recuerda Mpunga. Después de eso, él se inspiró en los clásicos: Michael Jackson, Ray Charles y Bob Marley. Incluso se acredita MJ por instigar su pasión de toda la vida para la percusión.

Kimyan Law fomentó en la escuela su amor por la música electrónica a través de cursos de audio-ingeniería. «Teníamos una asignatura donde mezclamos las pistas y canales que habíamos grabado; mientras mis compañeros lo hacían en las computadoras, un amigo y yo revisamos la  biblioteca 808 de samples de arriba a abajo», dice. Una pasión en curso para el sampleo creativo pronto siguió. «La biblioteca de secuenciadores era una buena base para empezar, pero nada trajo el sonido que quería elaborar; así que yo mismo construí mi propia biblioteca de sonidos de nuestra cocina, cuarto de baño, papel de basura, y pronto tuve algunas piezas de la música».

Las exploraciones de Mpunga en sus raíces africanas brillan a través de su álbum de debut Coeur Calme, publicado esta semana en Blu Mar Ten de Londres. Una mezcla impresionante de desviaciones sónicas, el LP combina instrumentaciones africanas tradicionales con las voces cortadas y tonos de tambor centrados experimentales. Nico describe su sonido complejo como melancólico, cinematográfico africano, étnico, calmado, soñador y drum and bass. Pero en una nota más seria, confesó acerca del álbum: «evolucionó con la reflexión sobre mi infancia, pensamientos sobre temas que me afectan, todo lo que me molestó y todavía lo hace, se esconde detrás del álbum. Algunos entienden las historias y algunos no lo hacen, pero cuando el oyente puede relacionarse con ellas, el álbum tiene un impacto emocional, y eso es mágico».

Por: José Alvarado

tebeneitor@gmail.com

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